Es fundamental que una aplicación web funcione, que realice a la perfección aquellos procesos para los que ha sido concebida, lo que pasa por un buen trabajo de programación, de acceso a bases de datos, de realización perfecta de transacciones.

Un diseñador gráfico no es un constructor de gráficos, como generalmente se piensa, ni un fotógrafo, ni un ilustrador, sino el director de que pone en escena estos elementos, construyendo una obra útil con ellos, armonizando formas, volúmenes, colores y tipografías, creando espacios vivos y funcionales.

Pero cuando todo está preparado y las páginas web se ponen en Internet, accesibles al mundo, lo que se van a encontrar los visitantes va a ser una interfaz de usuario concebida, construida y perfeccionada por un diseñador web.

Los conceptos tan populares en la actualidad de usabilidad, accesibilidad, navegabilidad, etc., son estudiados y resueltos por los diseñadores web (si no es hecho por especialistas en cada tema; todo depende del presupuesto material y temporal del proyecto), y afectan directamente, y con un gran peso específico, a la reacción que van a tener los usuarios de la aplicación web, a su experiencia como usuarios y a su satisfacción en el contacto con el producto, lo que derivará en una mayor o menor efectividad del mismo.

Si consideramos una tienda virtual, no cabe duda en que su principal objetivo es vender. Puede tener un motor interno perfecto, realizando transacciones de forma rápida y precisa, gestionando pedidos, cobros y distribución de forma eficaz. Pero si los usuarios no encuentran los productos cuando entran en la tienda, si no pueden realizar los pedidos de forma rápida y clara, si no quedan satisfechos con el entorno que se les ofrece, no habrá venta alguna, y la tienda quebrará.

Este es uno de los principales motivos que hacen que una interfaz web sea pensada y diseñada por un especialista y orientada al usuario final, y así proporcionar un contacto amigable con el producto final.

A pesar de la gran variedad de soportes que maneja un diseñador gráfico, una característica es común a todos ellos: la estabilidad. Una vez elegido el soporte en que se va a presentar un trabajo, éste permanece invariable, es siempre el mismo, pudiendo además elegir el tamaño que más se adapte a sus necesidades. Esto no ocurre en el caso de las páginas web, en las que el tamaño es un elemento fijo, que no se puede modificar, y además es muy inestable, existiendo una serie de parámetros configurables por el usuario que limitan el trabajo, como son las resolución de pantalla, el navegador usado, los plugins instalados, la profundidad de color del monitor, etc.

Aunque el trabajo de los diseñadores gráficos ha sido durante mucho tiempo orientado a los soportes estáticos, desde hace tiempo se ha extendido a otros dinámicos, como la televisión y el cine, apoyando sobre todo a la publicidad. Pero a pesar de esta ampliación, su trabajo final va dirigido siempre a un público estático, que no interactúa en absoluto con el producto creado, limitándose tan sólo a ser un mero espectador del mismo.

Este planteamiento de orientación a un público estático varía enormemente del que se debe adoptar a la hora de diseñar una interfaz de usuario, ya que en ésta el usuario es una parte fundamental de la misma, es el amo y señor, teniendo la capacidad de interactuar con ella, dirigiendo sus pasos a través de las páginas que forman el sitio web, siendo un elemento libre que elige sus pasos por medio de la navegación, y con la capacidad de abandonar el sitio web en cuanto lo desee.

Por lo tanto, un diseñador gráfico tampoco es la persona indicada para diseñar una interfaz de usuario ni para desarrollar la entidad única que forman todas y cada una de las páginas de un sitio web.

Cambiando el modelo
Con el desarrollo de aplicaciones informáticas para sectores no informáticos (gestión, administración, etc.) fue necesario adaptar éstas para su posible uso por personas ajenas al ambiente de la programación. Así, surgieron métodos de interacción persona-computador cada vez más simples, mas "humanas", produciéndose un punto de inflexión con la introducción de las interfaces gráficas y las basadas en ventanas.

Estas interfaces gráficas estaban diseñadas siguiendo el modelo de los primeros sistemas operativos gráficos, con colores grises, iconos más o menos estándares y sistemas de menús y pestañas por todos conocidos, pero siempre desde el punto de vista de los programadores, que fueron las personas encargadas de desarrollarlas.
Con el paso del tiempo, y la par siempre de la ampliación del número de usuarios procedentes de diferentes sectores, las interfaces fueron evolucionando en formas, colores y espacios, llegando un momento (coincidente con expansión informática empresarial) en que se vio que el concepto de diseño existente no era el más adecuado. Entonces se empezó a encargar el trabajo de diseño de interfaces equipos formados por programadores, especialistas en interacción persona-computador y diseñadores gráficos, intentando que estos últimos dieran algo de "humanidad" y colorido a las mismas. Este punto fue fundamental, ya que se empezó a pasar del pensamiento lógico y estructurado centrado en procesos a otro centrado en objetivos, más acorde con la mentalidad de los usuarios.

Así fueron evolucionando las cosas, adaptándose los diseños de interfaces cada vez más al concepto humano, usable, hasta que se produjo una nueva revolución que dio al traste con muchos de los conceptos previos: la aparición de la web.

El diseñador web
Con la aparición de Internet y de las páginas web, y el posterior boom de éstas, se introdujo en el concepto de interfaces una nueva dimensión, repleta de limitaciones propias y de elementos particulares, que originó la necesidad de plantearse una nueva teoría de diseño centrada en el usuario.

En primer lugar, el diseño de las interfaces se vio condicionado por un medio en el que el ancho de banda y la velocidad de descarga eran elementos fundamentales, precisándose la construcción de las mismas a partir de elementos ligeros, de poco peso, de tal forma que el proceso de descarga y visualización de una página web no se convirtiera en algo inaguantable por el usuario.

Además, las aplicaciones encargadas de visualizar estas páginas web (los navegadores) se encontraban limitados en cuanto a formato (unos tamaños fijos de pantalla), resolución, colores y funcionalidades.

Por otra parte, el diseño puramente creativo había que pasarlo luego al sistema de codificación propio de las páginas web, el lenguaje de marcas HTML, muy limitado y que había que dominar bien, ya que si no, la maquetación correcta de hacía imposible. Es decir, se hizo patente la necesidad de personal especializado, medio diseñador gráfico, medio programador, capaz de realizar el diseño correcto de una interfaz y pasarlo luego a una página web operativa y funcional.

El concepto de interacción hombre-máquina también cambió, debido a un nuevo perfil de usuario, propio de Internet. Había que empezar a construir interfaces especializadas en unos sistemas de navegación nuevos, usados por personas impacientes, dirigidas a la consecución rápida de un objetivo claro y preconcebido, que si eran capaces de obtener la información buscada en un espacio de tiempo corto, simplemente, abandonaban la aplicación. Personas que, adicionalmente, eran poco conocedoras del medio y las tecnologías usadas.
Otro factor que hubo que tener en cuenta fue el tamaño de la información manejada y el acceso sencillo a cada una de sus partes. Los sitios web fueron aumentando cada vez más de tamaño, conteniendo cada vez mayor número de páginas, con lo que la planificación correcta de esquema de localización y acceso simple a la información se hizo un tema cada vez más importante.

Además, cada página contiene elementos activos, que deben realizar su función propia de forma correcta (envío de datos, enlace a otras páginas, muestra de mensajes al usuario, etc.).

Todo esto originó la aparición de unos nuevos profesionales, los diseñadores web, encargados del diseño gráfico y lógico de interfaces de usuario, la organización de contenidos y el desarrollo e implementación de esquemas de navegación adecuados entre las diferentes páginas de un sitio web, todo ello de forma compatible con los diferentes sistemas operativos, navegadores, resoluciones, etc., que tuviera cada usuario particular.

No cabe duda alguna en que el diseño web hereda muchas cosas de diseño gráfico, pero lo amplía para adaptarlo a un nuevo medio, Internet, y a un nuevo formato, las páginas web. Como colofón, con el desarrollo de tecnologías propias para la web (JavaScript, Hojas de Estilos Cascada, HTML Dinámico, etc.) se ha hecho necesaria una formación cada vez más técnica de los diseñadores web, que deben ya no solo conocer el funcionamiento de estas tecnologías, sino también implementarlas en la práctica.

En la actualidad, el diseñador web es el profesional que mejor conoce las interfaces web, los navegadores y la forma de hacer un sitio web funcional y usable. Toda empresa de servicios informáticos orientada a las aplicaciones para Internet debe contar en su plantilla con un buen diseñador web, que debe disponer, si es posible, con colaboradores encargados de la creación de gráficos y fotografías de calidad.

El diseñador web, debe ser escuchado y deben ser tenidas en cuenta sus observaciones e indicaciones, ya que, de no ser así, el producto final nunca tendrá la calidad necesaria para sobrevivir en la gran red, donde millones y millones de páginas luchan por obtener el premio final: el usuario.

Conclusiones
La interfaz web, la navegación entre páginas y la usabilidad son los elementos más importantes para el triunfo de un sitio web, porque son los elementos que más valora el usuario final, y el usuario es el rey.

El diseño de interfaces web es un tema complejo, en el que no sólo intervienen procesos de diseño gráfico, sino que también son imprescindibles aspectos como arquitectura de la información, navegación, usabilidad, funcionalidad, programación en cliente, etc.

El profesional adecuado para esta labor no es el programador, ni el diseñador gráfico, ni el jefe de proyecto; es el diseñador web, la persona que es capaz de combinar todos los ingredientes necesarios para producir un sitio web equilibrado, usable, funcional y útil.

El trabajo del diseñador web es uno de los más importantes en la concepción y desarrollo de una aplicación web, tanto como el del programador. Este último se encarga de la parte servidor de la aplicación, siendo el responsable de que los accesos a bases de datos, los procesos de cálculo avanzado y las transacciones se realicen de forma correcta, mientras que el diseñador web se encargará de construir la interfaz mediante la que el usuario final será capaz de aprender rápidamente a buscar la información, producto o servicio que necesita y realizar sus objetivos prácticos.

Con una buena integración entre programadores, constructores gráficos, y diseñadores web conseguiremos que el resultado final de nuestro producto sea de calidad y eficiente, ofreciendo a nuestro cliente una aplicación capaz de rentabilizar la inversión realizada.

Opciones
Sobre Diseño Web
Algunos Desarrollos

©1999 - | Jorge Torres | Rosario - Argentina